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Efemérides

Mayo

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HACE CIEN AÑOS:                             

15 de enero de 1919, el gobierno de José Pardo y Barreda (1864-1947), decreta la jornada laboral de 8 Horas después de una larga lucha iniciada por el movimiento anarcosindicalista en 1904. Al año siguiente se forma la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Sur”, uno de cuyos primeros actos fue convocar el 1 de mayo de 1905, a una celebración por el Día Internacional de los Trabajadores. Uno de los principales oradores fue Manuel González Prada (1844-1918), escritor, ensayista y pensador anarquista. Este fue el punto de partida que dio inicio a un proceso de lucha para conseguir la jornada laboral de las 8 horas.

 

La década de 1900-1919 es conocida como “La República Aristocrática”. Durante este tiempo gobernará el Partido Civil integrado por terratenientes, banqueros y comerciantes apoyados por el imperialismo inglés. Durante los primeros años de esa década, los sectores obreros fueron creando sus propias organizaciones influenciadas por las ideas anarquistas. Se efectúan las primeras huelgas lideradas por los panaderos, gráficos, zapateros, textiles, jornaleros del Callao, mineros y campesinos. Las mujeres asalariadas representaban entre el 25 y 30 por ciento de la población económicamente activa de Lima, y en la industria textil, constituían entre el 15 y 60 por ciento de la fuerza laboral de ese período (Samborn, 1995).   

En 1907 ingresan las primeras mujeres a la Fábrica de Tejidos Vitarte recibiendo menores salarios que sus compañeros, los puestos mejor pagados estaban en manos de los hombres, sufrían chantaje sexual, despidos arbitrarios por embarazo y no contaban con beneficios por maternidad. Rara vez ocuparon cargos directivos en los sindicatos por la doble jornada y los prejuicios de los hombres. La historiografía del movimiento sindical, no ha registrado adecuadamente la actuación del colectivo de mujeres que apoyó decididamente las acciones de movilización que dieron paso a la conquista de las 8 Horas.

 

¿SÓLO UNA COMPARSA?

¿Qué sabemos de su participación?  ¿Fueron sólo una comparsa en las distintas etapas de esta lucha? La literatura que recoge la historia del anarcosindicalismo peruano, se refiere escuetamente a la presencia y actuación de algunas obreras textiles que se involucraron en las tareas de apoyo a las diversos paros y huelgas producidos. La influencia que ejercieron las ideas anarquistas entre los núcleos obreros y centros fabriles con mano de obra femenina, no dejó indiferente a un sector de mujeres especialmente de la Fábrica de Tejidos Vitarte, emblema de las luchas anarcosindicalistas de las primeras décadas del siglo XX. Esta corriente ofreció espacios de sociabilidad a través de las “Veladas Libertarias” para el cultivo de la literatura y las artes, especialmente el teatro cumplió un rol pedagógico, así como la creación de las bibliotecas obreras y las Universidades Populares González Prada, además de una prensa militante para divulgar las distintas corrientes de pensamiento anarquista. La Protesta, principal vocero del anarcosindicalismo acogió artículos de algunas activistas. Se sabe que fueron las mujeres quienes se involucraron en los grupos de teatro, en el funcionamiento y sostén de las bibliotecas, y en la creación de centros femeninos en varias ciudades del país, como  “Mujer Libertaria”, y “Luz y Libertad”, éste último localizado en la ciudad de Huacho. Fue fundado en 1918 por Luzmila y María La Rosa y Juanita Grados sobrina de Irene Salvador de Lino, una de las mártires de las jornadas de protesta de los jornaleros de Huacho en 1917. Luzmila que era pariente de Juanita fue presidenta del Centro. Apoyó la lucha por las 8 Horas. Escribió y dio conferencias. Su meta fue: “alcanzar libertad política, igualdad económica en una sociedad de paz y de fraternidad humana”. 

 

ALGO MÁS QUE MADRES Y ESPOSAS.

Sin embargo, hay pocos registros que relaten las identidades de este colectivo femenino, que nos cuenten sus historias personales, su trayectoria sindical y política. Apenas son nombres sin mayores referencias. Algunas son destacadas por ser madres, esposas o hijas de los principales líderes, como Eusebia Raymundo, madre del líder histórico Julio Portocarrero,  y Esther del Solar esposa del mismo. Pero Eusebia y Esther fueron  algo más que eso. Esther destacó como integrante en el Comité Femenino de la huelga por las Ocho Horas en 1914. Su misión no fue sólo recaudar fondos, o encargarse de la “olla común” una tarea que las dirigencias masculinas reservaron para las mujeres. Esther realizó una intensa propaganda en los mercados y en otros centros fabriles. En 1918 fue elegida vicepresidenta del Comité Directivo de Mujeres. Trabajó como tejedora textil en Vitarte entre 1912 y 1930. Por su parte Eusebia asistía a las asambleas obreras y acciones de apoyo a las huelgas, era asidua asistente a las clases de la y brindó fue un firme apoyo a las actividades de su hijo Julio Portocarrero. Esther como muchas de sus compañeras actúo en obras de teatro y asistió a los cursos de las Universidades Populares González Prada, como Zoila Sotomayor, María Rodenas, Agustina Araníbar, Eusebia Raymundo, Esther Tejeda y María La Rosa, quien llegó a Lima en representación de los obreros del valle de Huacho. El diario La Prensa, en 1919, destacó que su discurso era “toda una arenga política”. La historia de estas y otras mujeres que no fueron comparsa de los líderes masculinos en estas jornadas, está por escribirse, para que la historia del Perú deje de ser incompleta.           

 

1 de mayo

1913

“Mujeres del pueblo, esclavas del hogar, carne hórrida que os consumís en proporcionar lúbricos placeres a cambio de unas míseras monedas que representan vuestra vida; vosotras que arrastráis una vida tenebrosa de miserias y dolores…Mujeres del pueblo: Entre el resplandor de la gran hoguera está nuestro puesto, la aurora de la gran mañana, se dilata en el horizonte, alumbrando con el sol de la justicia; él es la libertad humana. Adelante mujeres del pueblo, a conquistar vuestra redención…”. “A las Mujeres”. Isabel Barea. Artículo publicado en el nº 21 de La Protesta. Periódico anarquista (1900-1920).

2 de Mayo

1866

Combate naval en El Callao contra la escuadra española que sufre una derrota, este hecho marcó el retiro definitivo de España del territorio nacional. La escritora argentina residente en el Perú, Juana Manuela Gorriti (1818-1892), prestó servicios de enfermera, asistiendo a los soldados heridos. Fue considerada “heroína de la resistencia peruana”. En 1876, el gobierno peruano la condecoró  con la medalla “Estrella del 2 de Mayo”.

 

3 de Mayo

1891

La pintora y escultora ítalo peruana, Emma Coda Brezani (1871-1943), obtiene la primera Medalla de Oro del Primer Concurso de Pintura de la Academia Adelina Concha. En un artículo publicado en El Comercio del 27 de abril de 1891, el escritor Emilio Gutiérrez de Quintanilla, expresó su admiración por el trabajo de esta artista.

 

6 de Mayo

1855

Desde los balcones del Palacio de Gobierno, el presidente Ramón Castilla (1797-1867), enciende por primera vez, el alumbrado de gas para Lima.

9 de Mayo

1986

En Lima fallece Emilia Barcia Bonifatti (1889-1986), una de las pioneras de la educación inicial en el país. La historia de Emilia Barcia Bonifatti se inicia en Iquitos, lugar de residencia de su familia. Su padre fue un acaudalado cauchero de origen gallego que decidió enviar a Emilia y sus dos hermanas Victoria y Bacilia a España para que continuaran sus estudios. Espíritu inquieto y multifacético, Emilia incursionó en la filosofía, y la danza dentro de otras disciplinas, mientras que Victoria siguió la carrera de pedagogía. En 1920, se produjo el retorno forzado de las hermanas al Perú a raíz de la pérdida de los negocios de su padre. Esta situación significó un reto para Emilia que lejos de lamentarse, decidió abrir un jardín de infancia aprovechando que Victoria tenía título de pedagoga. Su idea era aplicar las revolucionarias propuestas de Friedrich Fröbel, pedagogo alemán creador de la educación preescolar (1782-1852), y de María Montessori, educadora y filósofa (1870-1952). Lanzadas a esta aventura, las hermanas Bonifatti inauguran el 13 de junio de 1921, el primer Jardín Infantil privado de Iquitos, con el nombre de Kindergarten Moderno. Con anterioridad, la educadora y escritora Elvira García y García (1862-1951) había fundado en Lima, en 1902, el primer establecimiento de este tipo. El presidente Augusto B. Leguía (1863-1932), al enterarse del exitoso trabajo desarrollado por las hermanas Barcia en Iquitos, encargó a Emilia organizar un jardín de infancia en Lima, sin embargo el golpe de Estado del general Sánchez Cerro (1889-1933), dejó en suspenso el proyecto. Pero Emilia era tenaz y recurriendo a amistades cercanas de Sánchez Cerro, logró una entrevista con el nuevo mandatario para preguntarle si asumiría el proyecto dejado por Leguía. Luego de un tira y afloja, Sánchez Cerro llegó al convencimiento de la importancia que tenía el trabajo pedagógico de Emilia. De esta manera, el 25 de mayo de 1931, fue fundado el Jardín de Infancia n° 1, de carácter público. En su primer año, el Jardín funcionó al aire libre en un espacio del Parque de la Reserva, mientras se construía un local apropiado cerca del Estadio Nacional. Seis esteras de paja que las profesoras extendían sobre el césped del Parque constituyeron el primer mobiliario. Este escenario no podía ser más propicio para poner en práctica un modelo de enseñanza basado en los juegos, el baile, la música, la gimnasia, y destreza manual. El experimento causó impacto entre la población limeña. Fue la primera escuela infantil instalada al aire libre que con el tiempo, llegó a tener cerca de 500 niños y niñas que provenían de hogares pobres. Pero la labor educativa de Emilia no se detuvo ahí. Durante 25 años, se dedicó a coordinar y establecer cerca de 329 establecimientos de educación inicial por todo el país, así como formar las primeras profesoras en este ramo. Barcia también impulsó el Patronato Departamental de Leprosos de Loreto, y la Junta de Defensa de la Infancia de Iquitos que creó el programa Gota de Leche, precursor del Vaso de Leche.                        

 

13 de mayo

1901

Nace en Lima, Emilia Romero de Valle (1901-1968). Destacada etnógrafa, historiadora, bibliógrafa, escritora y traductora, de formación autodidacta. Pese a su importante contribución en estas disciplinas, Emilia Romero en gran medida sigue siendo una desconocida para la historia oficial peruana. Por la escasa información que hemos podido recoger sobre su biografía personal, sabemos que sus estudios escolares los cursó en el Colegio de los Sagrados Corazones, Belén y que contrajo matrimonio con Rafael Heliodoro Valle, polígrafo y diplomático hondureño (1891-1959) que dejó una vasta y trascendental obra americanista. Emilia y Heliodoro Valle, habían iniciado una larga correspondencia intelectual que con el tiempo devino en una relación sentimental y posterior matrimonio que se efectúo en Lima en 1943. Poco después la pareja viajó a México, país donde Valle tenía su residencia permanente. A partir de ese momento, se conoce muy poco de la trayectoria profesional de Emilia. La notoriedad de Rafael Heliodoro Valle en los ambientes académicos y literarios de México y de América Latina, oscureció en gran medida la obra de la escritora peruana. El historiador e investigador mexicano, Ernesto de la Torre Villar, en un artículo dedicado a la memoria de Valle, sin dejar de reconocer la  capacidad intelectual de Romero como autora “de notables obras que llenarían de orgullo a todo intelectual”, se dedica a ensalzar su “modestia” y sobre todo su papel de “esposa ejemplar que vivió entregada totalmente a Valle a quien admiraba”. Su lugar” dijo, “fue el de una compañera excepcional, de compresiva esposa de colaboradora inigualable, de perenne fruto de inspiración como reveló él en sus poemas y en toda su obra… ¡A muy contados hombres se otorga el don de  encontrar una mujer que admire realmente su trabajo!”. En efecto, luego del fallecimiento del escritor, Emilia se dedicó enteramente a la tarea de organizar y publicar su vasta bibliografía y de reunir la obra dispersa de Valle. Creó el Fondo “Rafael Heliodoro Valle”, destinado a becar a estudiantes sobresalientes en el campo de las humanidades y a premiar anualmente los trabajos de investigación en historia y literatura más destacados de América Latina. Asimismo donó a la Biblioteca Nacional de México, la biblioteca y archivo de Valle. Esta labor que le tomó muchos años, hizo que postergará su propia producción que no fue poca. Para empezar diremos que su contribución más valiosa en el ámbito de la etnografía y la historia del Perú, es el Diccionario manual de la literatura peruana y materias afines, editado en tres volúmenes en 1967 por la Universidad de San Marcos. Según el escritor e historiador peruano, Estuardo Núñez, este Diccionario “constituye una obra de importancia notoria. No se trata solamente de la mera acumulación de datos sobre personajes peruanos que varias veces había sido intentado, con distintos resultados, sino de un inteligente acarreo de información que cubre no sólo el aspecto literario, sino aún el campo geográfico, histórico, estadístico, jurídico, científico, etc.”. En efecto, el Diccionario reúne más de tres mil fichas de autores, publicaciones, movimientos literarios, etc., desde el siglo XVI para adelante. Esta monumental obra, fue iniciada en Lima y proseguida en sus años de permanencia en México, país donde publicó El romance tradicional en el Perú, (Colegio de México,  1952); Juegos del antiguo Perú. Contribución a una historia del juego en el Perú, (1943); Los caballos de palo muerden. (Finisterre, 1969); México en la poesía y la vida de Chocano, (Editorial San Luis Potosí, 1965); Mujeres de América, (Secretaría de Educación Pública de México 1948), que según Villar de la Torre, es un libro “sin alardes de feminismo sensacionalista, ni liberador”; Fray Melchor de Talamantes, (l962), calificada como la mejor biografía de este pensador y político peruano precursor de la independencia de México. Con Rafael Heliodoro Valle, publicó la Bibliografía Cervantina en la América española, (1950). A Emilia Romero, le debemos la mejor traducción al español del libro Peregrinaciones de una paria, de Flora Tristán, trabajo realizado antes de su matrimonio con Valle que más tarde obsequió a la Biblioteca Central de la Universidad de San Marcos. También tradujo del francés el estudio de Louis Baudin El Imperio Socialista de los Incas. Mucho de la producción de Emilia se encuentra dispersa en periódicos y revistas de Argentina, México, Colombia.  Una calle de la Ciudad de México, en la colonia Venustiano Carranza lleva su nombre.

 

15 de mayo

1953

En Lima, la revista Caretas publica la carta de la lectora Ruth Alberti que protesta “en nombre de todas las mujeres del Perú por las ideas antifeministas vertidas por el señor Federico More en su artículo sobre la educación, en el número anterior de Caretas. Si nos guiáramos por sus conceptos e ideas, las mujeres nos limitaríamos al viejo y gastado lema de ´la mujer en su casa´. Esto ya pasó de moda señor More. La mujer ha demostrado en la práctica tener tanta capacidad intelectual como el hombre, y no veo porqué no pueda una mujer trabajar y educarse. Este es uno de los primeros pasos para la emancipación de la mujer, que se convierte poco a poco en un ser libre, en un mundo que era y sigue siendo, en muchos aspectos, un mundo masculino”. Respuesta de Caretas: “Con el feminismo no nos metemos. Nos parece fea palabra para la mujer. Sin embargo, creemos fieramente en ellas y en su capacidad para trabajar y educarse”. Federico More (1889-1955), fue escritor y periodista considerado uno de los mayores prosistas peruanos del siglo XX. Se distinguió por su estilo irónico y polémico.

 

16 de mayo

1930

En Arequipa, bajo el título “Feminismo” aparece en el diario Noticias, un artículo firmado por Alma Moreva, seudónimo de la escritora Adela Montesinos, dando inicio a una serie de artículos críticos sobre la situación de las mujeres que suscitaron un largo debate en las páginas de ese diario.

 

 

22 de mayo

1886

En la ciudad de Concepción, Junín, nace Edelmira del Pando Mendizábal (1886-1938). Educadora y pedagoga, perteneció a la generación de maestras que contribuyeron con métodos modernos a mejorar la educación femenina en el Perú. Desde niña mostró su interés por la enseñanza que sus padres incentivaron. A la edad de quince años estableció en su ciudad natal, un colegio para señoritas que funcionó durante un lustro. Hacía 1912 viajó a Tarma donde continuó con su labor pedagógica creando el Colegio Peruano de los Sagrados Corazones, tres años después repitió la experiencia en Lima donde fijó su residencia. En ese período obtuvo diploma de maestra de primer grado, y posteriormente el de segundo grado. Otra de sus contribuciones en el campo de la enseñanza, fue la formación de maestras diplomadas para la enseñanza primaria. Edelmira del Pando incorporó en sus colegios, el método de la enseñanza objetiva con la visita de sus alumnas a fábricas y lugares históricos. Su plantel estaba dotado de una buena biblioteca y modernos materiales educativos como unos mapas en alto relieve. Semanalmente se realizaban conferencias y charlas y se editaba un periódico donde colaboraban maestras y alumnas que se entrenaban en el periodismo. Durante 23 años trabajó incansablemente. Estuvo abierta a las innovaciones pedagógicas y al cambio de época, especialmente en lo referente a la educación física. Fue conciente de la importancia de los deportes como herramienta en el  desarrollo personal de las jóvenes, apoyando decididamente la participación de su colegio en los campeonatos escolares que se realizaban en el Estadio Nacional. En 1923, el Colegio Peruano de los Sagrados Corazones ganó el campeonato de Voleibol Escolar. Estaba convencida que “llegaría el día en que el Estadio Nacional se verá repleto de muchachas en traje de deporte”. En la actualidad el colegio que fundó lleva su nombre y depende del Ministerio de Educación. Tiene su sede en Vitarte y ha sido designado como “Institución Educativa Emblemática de Mujeres”.

 

23 de Mayo

1874

En Lima, nace El Álbum (1874-1875), publicación semanal dirigida por las escritoras Juana Manuela Gorriti (1819-1890) y Carolina Freire de Jaimes (1844-1919). Fue la primera revista editada enteramente por mujeres. Este semanario combinó artículos de arte y literatura, con la crónica noticiosa, y en él colaboraron intelectuales mujeres y hombres, tanto del Perú, como del extranjero. En este sentido tuvo un sello americanista.  

23 de Mayo

1923

La abogada, periodista, feminista y activista social, Miguelina Acosta Cárdenas (1887-1933), participa en la jornada de protesta por la libertad de creencia, en el marco de una iniciativa de la Iglesia Católica para consagrar al Corazón de Jesús como culto oficial contando con el aval del presidente Augusto B. Leguía. La protesta reunió a centenares de estudiantes de la Universidad de San Marcos, a la que se unieron la Federación Obrera, la Asociación Cristiana de Jóvenes, así como periodistas e intelectuales. Ante la magnitud de las movilizaciones seguidas de un paro general y la fuerte represión policial que ocasionó muertos y heridos, Leguía se vio forzado a suspender esta iniciativa. Uno de los líderes de la protesta fue el joven Víctor Raúl Haya de la Torre.  

 

25 de Mayo

1919

En el marco de un ambiente de agitación social producido por el alza de las subsistencias, el aumento de los alquileres y las malas condiciones laborales, se realiza en el Parque Neptuno de Lima, el “Mitin Femenino del Hambre”, seguido de una marcha, convocado por un comité femenino adscrito al Comité Pro Abaratamiento Subsistencias (CPAS), instancia de lucha de las organizaciones anarcosindicalistas lideradas por Nicolás Gutarra, Manuel y Delfín Caracciolo Lévano, Adalberto Fonquen, y Carlos Barba. El comité femenino fue creado el 22 de mayo de 1919 durante una asamblea realizada en la Federación de Estudiantes del Perú, que registró lleno completo. Constituyó la primera iniciativa de protesta social de las mujeres en la historia peruana. Reunió a obreras textiles, militantes anarcosindicalistas, periodistas, maestras, intelectuales y feministas, quienes marcharon a la Plaza de Armas llevando pancartas sobre telas rojas con frases como “Abajo la burguesía”, “Queremos pan”, “Abajo los capitalistas y los acaparadores”. Esta iniciativa partió de la escritora y sufragista Zoila Aurora Cáceres secundada por Miguelina Acosta Cárdenas, María Augusta Arana, Evangelina Antay, Erlinda Acosta, María Cristina Chandler y Bertha Ríos, vinculadas al periodismo, a la educación y a la acción sindical anarquista, quienes hicieron un llamamiento “a todas las mujeres sin distinción de clase para que cooperen con su acción a la defensa de los derechos de la mujer peruana”. Esta convocatoria congregó a cerca de tres mil personas, en su mayoría mujeres, que pese a la prohibición de las autoridades, y a la violencia con que fueron reprimidas por un contingente policial, lograron llegar a la Plaza de Armas, donde varias mujeres pronunciaron discursos, entre ellas, Isabel Palma, que denunció la situación de miseria del pueblo. “Ya sonará”, dijo “la hora de las grandes liquidaciones sociales, entonces nosotras seremos las que con estas manos santificadas por el trabajo, labraremos nuestra propia felicidad…”. Carmen Meiggs comenzó admitiendo que las mujeres de su entorno social: habían “mirado con horror estos reclamos populares…pero hoy que hemos presenciado la insaciable avaricia de los explotadores que pretenden matarnos de hambre, nuestros espíritus se sublevan…”.Teresa Tipiciani, una sindicalista conocida, llamó a todas las mujeres a unirse para lograr lo que los hombres no habían conseguido con sus reclamos de cambiar la situación. “Nosotras las mujeres abrumadas de tanto esperar lo conseguiremos, de esto estoy segura…”. El saldo de esta movilización dejó un número importante de heridos y muertos, entre ellos muchas mujeres y con los principales dirigentes en la cárcel, esto motivó un paro general que paralizó por varios días a Lima y Callao. Pero la ausencia de una acertada conducción política, no permitió una negociación favorable con el gobierno, pero aunque el paro fracasó, el movimiento obrero creció, y el CPAS se constituyó en la Federación Obrera Regional del Perú (FORP), de clara orientación anarcosindicalista. En ese mismo año, el comité femenino Pro Abaratamiento de las Subsistencias, fue reconocido como organización asociada al FORP. Se sabe que el comité fue liderado durante un tiempo por Miguelina Acosta Cárdenas, pero se desconoce el tiempo de su duración. El 4 de julio de ese año, el gobierno del civilista José Pardo y Barreda (1864-1947) llegó a su fin abruptamente. Augusto B. Leguía (1863-1933) y sus seguidores dieron un golpe de estado, luego de que las elecciones convocadas para elegir al nuevo presidente fueran declaradas fraudulentas. Se inicia el gobierno del Oncenio.

 

26 de mayo

1878

El primer tranvía sobre rieles inicia su recorrido por Lima desde el Parque de la Exposición hasta la Alameda de los Descalzos.

27 de Mayo

1878

En la Hacienda Chacrabajo, Chincha, nace María Jesús Alvarado Rivera (1878-1971), escritora, periodista, educadora y precursora del feminismo en el Perú. Su vida y trayectoria están marcadas por su compromiso con la causa de las mujeres, el mejoramiento de la educación y su defensa de los indígenas y de los obreros.

María Jesús Alvarado perteneció a la generación de mujeres escritoras e intelectuales autodidactas que nacieron al finalizar el siglo XIX. En el caso de María Jesús, su madre Jesús Rivera Martínez, una mujer culta y sensible, incentivó en su hija el interés por la lectura y el conocimiento, supliendo con creces la deficiente enseñanza que se ofrecía los colegios para mujeres de su época, cuya instrucción finalizaba en el tercero de Primaria. Un hito en su itinerario de vida y acción, fue el discurso que pronunció en la clausura del curso de 3° de Primaria del colegio Rodó, en calidad de alumna sobresaliente. A los 11 años de edad, sorprendió por su defensa de una educación más amplia y profesional para las mujeres. En 1908 se inicia en el periodismo como articulista en el diario El Comercio, y posteriormente en el diario La Prensa. Dos años después, el 28 de octubre de 1911, en la Sociedad Geográfica de Lima, ante un numeroso auditorio, María Jesús Alvarado Rivera, expone los fundamentos teóricos de “El Feminismo”, como corriente de cambio social, en virtud de que “…en todo el mundo civilizado, lo mismo en la secular Europa que en la joven América, y que en el regenerado Japón, el movimiento feminista se desarrolla con fuerza incontrastable…”. Según testimonios periodísticos del acto, las hermanas Angélica y Augusta Palma, hijas del tradicionista Ricardo Palma, se abrieron paso al término de la conferencia para felicitar la expositora, diciendo “¡Por fin ha surgido la mujer que nos liberará de la oprobiosa situación en que estamos!”. En 1913, la vemos integrando la directiva de la Asociación Pro Indígena que habían fundado Pedro Zulen y Dora Mayer. El siguiente paso será la fundación, el 21 de febrero de 1914, de “Evolución Femenina”, la primera organización feminista que surge para demandar el acceso de las mujeres a la educación, al trabajo remunerado, a las profesiones liberales, y la obtención de derechos civiles y políticos “a fin de intervenir directamente en los destinos nacionales”. Uno de los objetivos centrales del trabajo feminista de Alvarado Rivera y de las mujeres comprometidas con “Evolución Femenina”, fue demandar el cambio del Código Civil de 1851. “Los derechos civiles”, dijeron “no son sino una parte de los derechos de la persona y los políticos, la plenitud, por consiguiente el reconocimiento de los últimos, implica necesariamente el reconocimiento de los primeros, es decir la capacidad jurídica de la mujer”. Otro de los puntos de la agenda de “Evolución Femenina”, fue el acceso de las mujeres a una educación sin privilegios, de ahí que la segunda obra trascendental de María Jesús Alvarado, será la Escuela-Taller “Moral y Trabajo” que funcionaba en su casa, y que se constituyó en un ensayo pedagógico de importancia. A esta Escuela asistían hijas de obreros para recibir educación técnica que les sirviera para adquirir “un oficio con qué ganarse la vida”. Las alumnas recibían cursos de contabilidad, mecanografía, taquigrafía, inglés y aprendizaje de pequeñas industrias, además de clases de “alimentación racional”, puericultura y eugenesia. La escuela, además, adquirió una imprenta. Esta gran obra educativa, se mantenía con los recursos de su directora y que nunca fue reconocida en su dimensión por el Estado, fue desbaratada en 1924, cuando el gobierno de Augusto B. Leguía ordenó el clausura de la Escuela Taller y el allanamiento de su imprenta, en represalia porque Alvarado Rivera se negó a revelar los nombres de los autores de unos folletos y volantes que se imprimieron en su imprenta, protestando contra la ley de Conscripción Vial y los humos tóxicos que emanaban de la fundición de La Oroya de propiedad de la Cerro de Pasco Cooper Corp. Luego de ser recluida en la cárcel de Santo Tomás durante tres meses, y gracias a una campaña a favor de su libertad, se resolvió su deportación a la Argentina donde permaneció por espacio de once años. De regreso en 1936, reanudó su actividad proselitista y periodística, falleciendo en 1971 a la edad de 93 años.    

Como literata, María Jesús Alvarado, publicó Nuevas Cumbres, Novela, de carácter autobiográfico,1923; La Perricholi, Teatro, 1937 que se difundió por Radio Nacional del Perú en formato de radionovela a cargo de un elenco que la autora formó especialmente; y Amor y Gloria, Teatro, 1952. Sus contribuciones en favor del desarrollo del arte y la cultura del Perú, se tradujeron en la fundación de la Academia de Arte Dramático “Ollantay”; en la elaboración de un proyecto para crear una Dirección de Extensión Cultural y Artística, que presentó al Ministerio de Educación que se concretó posteriormente. Elegida concejala de la Municipalidad de Lima, planteó la creación de una Academia Municipal de Arte Dramático. En 1940, fue destacada por el Ministerio de Salud para ofrecer charlas sobre Alimentación Técnica Popular, en centros obreros. Sus últimos años los pasó recluida en su casa, subsistiendo con una pensión precaria del Estado. Sus biógrafas dicen que fue una reclusión voluntaria, motivada por el poco reconocimiento a su trabajo, y desengañada por la ingratitud de personas que plagiaron sus obras.

    

27 de mayo

1918

María Augusta Arana, periodista y activista social anticlerical, cercana a las ideas libertarias y socialistas, es recluida por sus familiares en el Manicomio de Lima como lo fue años antes, la escritora y novelista Mercedes Cabello de Carbonera. Se desconoce la verdadera causa del encierro de María Augusta. Hilda Tísoc Lindley (2017) atribuye este hecho a una “forma coercitiva extendida en las capas medias y altas para aislar, silenciar o someter a familiares por razones ideológicas, de desavenencias afectivas o disputas de herencia”. Suponemos que en el caso de María Augusta Arana, su familia consideró que sus artículos publicados en la prensa anarquista, contra “los patrones explotadores” y el clero católico, constituían una conducta escandalosa impropia de una mujer. En 1918, el periódico anarquista La Protesta publicó un artículo de Arana, titulado “El Ave negra” que fue reproducido en El Progreso, de la ciudad de Huanta. El tono empleado era beligerante. “La Iglesia no ha cambiado nada”, escribió, “se enriquece a costa de la gente…rechacemos pues, a dichos sendos apóstoles, a esos viles traficantes del templo con este enérgico apóstrofe: ¡Afuera las Sotanas! “. La protesta de María Augusta Arana contra la actitud arbitraria de su familia, quedó expresada en las páginas de La Crítica, periódico que dirigían Dora Mayer y Miguelina Acosta, dos mujeres  que en su época fueron emblemáticas por su compromiso social y político. En su denuncia, Arana dice: “Yacemos desde el 27 de mayo del presente año, totalmente incomunicadas, indefensas, desamparadas en este antro donde se ampara y ejercita el secuestro más cobarde; y se autoriza y escuda con certificados médicos en nuestra persona, el abuso incalificable y el atropello inaudito. (“En el Manicomio de Magdalena del Mar en el Perú, el 27 de julio de 1918”). Al parecer su permanencia en ese lugar no duró mucho, porque al año siguiente, vemos a María Augusta Arana, teniendo un papel protagónico en las históricas jornadas de protesta por el alza de las subsistencias. “La señorita María Augusta Arana, antes de ponerse al frente de la manifestación, deja constancia de la trascendencia que envuelve al hecho de unirse en el terreno de la lucha clasista, el proletariado femenino con el masculino”, destacó un cronista de la prensa anarquista. Arana también estuvo activa apoyando la Jornada de las Ocho Horas, y escribiendo artículos en La Crítica, donde expresó su adhesión al socialismo. No hemos encontrado información sobre las fechas de su nacimiento y muerte.      

Lecturas recomendadas:

s/f. Both, Frieda. “A nuestra compañerita…” Mujeres y el movimiento obrero de Lima (1900-1930)”. Versión mecanográfica y traducida de la tesis de Ámsterdam, 167 pp.

1947. Martínez de la Torre, Ricardo, Apuntes para una interpretación marxista de Historia Social del Perú. Empresa Editora Peruana S.A., Lima, Perú, Tomo I, 454 pp.

1969. Castorino, María Sara, de. “Evolución Femenina. Una mujer extraordinaria, María J. Alvarado Rivera”. En Dora Cordova (comp.)Una mujer extraordinaria. María J. Alvarado Rivera. Síntesis de su cruzada social por los Derechos de la Mujer, de Niño y de todos los oprimidos”.Lima, 274 pp.

1969. Camacho Bueno, Jorge. Mujeres ilustres para la educación del Perú. Ed. Carpena.

1975. De la Torre Villar, Ernesto. “Rafael Heliodoro Valle. (In Memorian)”. Revista de la Universidad de México, pp.19-23.

1981. Iglesias Basombrío, Carlos. El Movimiento Obrero. Historia Gráfica N°. Centro de Publicaciones Educativas TAREA. Lima, 70 pp.

1995.Sanborn, Cynthia. “Las obreras textiles de Lima: redes sociales y organización laboral, 1900-1930”, en Mundos Interiores. Lima 1850.1950. Panfichi H., Aldo, Portocarrero S., Felipe. (Editores). Universidad del Pacífico. Centro de Investigación (CIUP), 442 pp. Lima.

2004. Chapa Bezanilla, María del Carmen. Rafael Heliodoro Valle, humanista de América. Biblioteca Nacional. Hemeroteca Nacional. Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. Instituto de Investigaciones Bibliográficas.   

2009. Rojas, Lady. “María Jesús Alvarado Rivera, primera feminista peruana”. Destiempos, México D.F., Marzo-Abril. Año 4, n°. 19.  http://www.destiempos.com/n19

2010. Adela Montesinos. Vida y Obra. Comp. Dunia Espinoza Montesinos. Biblioteca Arequipa Contemporáneos. Gobierno Regional de Arequipa, 320 pp.

2010. Salas Guerrero, César. “Colaboradores y corresponsales del semanario literario El Álbum.(1874-1875).Universidad de San Martín de Porres.

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